La propagación del maíz se realiza mediante la siembra de semillas directamente en el suelo. El ciclo de crecimiento del maíz varía según la variedad y las condiciones climáticas, pero generalmente lleva de 60 a 100 días desde la siembra hasta la cosecha, dependiendo del tipo de maíz (por ejemplo, maíz dulce o maíz de grano).
Los nutrientes esenciales para el cultivo de maíz incluyen nitrógeno, fósforo y potasio, así como otros micronutrientes como zinc y manganeso. Estos elementos son fundamentales para el desarrollo de la planta, la formación de mazorcas y la producción de granos.
El riego adecuado es esencial, especialmente durante etapas críticas como la floración y llenado de granos. Además, la gestión de malezas, plagas como el gusano cogollero y enfermedades como la roya, son aspectos importantes para asegurar una cosecha saludable y productiva de maíz.